Nueva Orleans, capital culinaria de fusiones | SMP
Acompañando las ricas notas del jazz y del eterno festejo que han impregnado el prestigio de esta ciudad a orillas del Mississippi, existe un gastronomía tan diversa y sabrosa como las culturas que le han dado vida. Nueva Orleans es la nueva capital culinaria de Estados Unidos y en tan solo unos días es capaz de convencer a cualquier paladar que lo dude.
Donde todo comienza
Cuando la noche es joven, las luces de los faroles adornan las fachadas centenarias que dan un aire de majestad inconfundible a una de las ciudades con más personalidad en América del Norte. La avenida Canal es surcada por tranvías que han atestiguado el paso del tiempo. Con sus anchos camellones sembrados de palmeras, el destello de sus hoteles señoriales y su casino, deja claro que esta es una ciudad tan señorial como animada. Canal Street, es la arteria vial que delimita los barrios de Warehouse District y el Vieux Carré o Barrio Francés.
Para entrar en el “Francés” o French Quarter hay tres calles que son como tres formas de mirar la ciudad. La primera es Chartres Street, una calle llena de pequeñas tiendas con sabor local, librerías y algunos de los bares con ambiente más calmado, lejos de las multitudes de turistas más escandalosas. Chartres conduce hasta Jackson Square (Plaza de Armas, donde se encuentra la Catedral y otros edificios representativos de la arquitectura afrancesada del siglo XIX, así como dos de los museos históricos más interesantes. En este que es el corazón histórico de la ciudad, también se encuentra el bohemio Callejón de los Piratas (Pirates Alley), que conjunta varios cafés y bares. En los límites de los jardines de la Plaza de Armas, hay varios artistas populares que ofrecen piezas representativas de las expresiones plásticas, urbanas y rurales del estado de Louisiana. A esta plaza pueden llegar los aromas del café que emanan de las terrazas llenas de gente que acude fielmente a recibir el más clásico de los desayunos del Café du Monde. Este sitio ofrece un vistazo a la costumbre local pero en lo que se refiere al sabor, es un dulce despertar a la culinaria de Louisiana. Pido una orden de beignets (masa frita muy similar a la de las donas) cubiertos de azúcar glas y un café con leche mientras echo un vistazo a las terrazas cubiertas que resuenan con las platicas y el ruido de los periódicos sacudidos por los ventiladores que refrescan la el húmedo aire durante las 24 horas de servicio de este restaurante en la orilla del Mississippi.
Otra de las tres calles más notables del Vieux Carré o Barrio Francés es “Royal Street”, delineada por galerías, tiendas de antigüedades y restaurantes mucho más apacibles. Esta es una vialidad que invita a andar tranquilo por sus banquetas sin lidiar con cientos de peatones.
Tanto en Chartres como en Royal se encuentran los ejemplos más notables de mansiones de estilo criollo características de Nueva Orleáns. Las fachadas pintadas en rojo, verde, malva y azul, con ventanales y elegantes ornamentos de herrería, así como espléndidas terrazas llenas de plantas y balcones, son el típico paisaje urbano de la centenaria ciudad.
A una cuadra de Royal, se encuentra Bourbon, la más mentada de las calles. Para muchos, el bullicio, la cantidad enorme de bares, de clubes nocturnos, de centros de entretenimiento para adultos, las tiendas de souvenirs y juguetes para parejas; así como las parpadeantes luces y estruendoso volumen de sus locales, es el sinónimo de diversión. Bourbon Street, es la meca de la diversión, donde los límites son los básicos y los permisos son bastantes. No es de extrañar que ahí se concentre toda la vorágine de la fiesta, cuando son días de Carnaval.
Los viernes y sábados por la noche, se pueden vivir experiencias muy similares a las de los días carnavalescos pero hay que ir preparado pues los bares saben lo irresistible que son para los turistas y no dudarán en seducirlo hasta vaciar su cartera.
Mas allá del French Quarter
Nueva Orleans ofrece atractivos fuera del Barrio Francés. Se puede comenzar con un recorrido en barco de vapor por las aguas del gran río o visitar una de las zonas más elegantes de la ciudad. Recomendamos tomar el tranvía que recorre la avenida St. Charles. Este tipo de tranvía inspiró la obra de teatro “Un Tranvía Llamado Deseo” de Tennessee Williams y recorre a su paso algunos de los monumentos y mansiones con más garbo en la zona de Warehouse y Garden District respectivamente.
Recomendamos particularmente el Museo de la Segunda Guerra Mundial, ubicado en el Warehouse District, ya que por la calidad de su colección y museografía, está considerado entre los mejores de su tipo en el mundo.
Faubourg Marigny al extremo oriental es el barrio preferido por los locales para pasar las noches de fiesta, especialmente cuando Bourbon pulula de visitantes eufóricos. La calle Frenchmen tiene algunos de los sitios preferidos por los conocedores de jazz y de ellos resalta Snug Harbor, propiedad de Ellis Marsalis, (patriarca del clan de músicos con su apellido).
Louisiana profunda
A pocos minutos de la ciudad, en las zonas rurales, se pueden hacer dos tipos de visitas que siempre resultan atractivas para el paseante. La primera opción consiste en tomar una visita guiada desde cualquiera de las agencias instaladas en la ciudad, que ofrece el recorrido de una o hasta tres plantaciones. Dichas plantaciones y sus respectivas mansiones forman parte fundamental de la historia agrícola de Louisiana, ya que de ellas se extraía la mayor parte de la producción de algodón y caña de la colonia durante los siglos XVIII y XIX. Los recorridos son muy interesantes y ofrecen una visión más amplia de esta región costera del sur de los Estados Unidos.
La segunda visita guiada que sugerimos es aquella que recorre las areas naturales protegidas de los pantanos donde la flora y la fauna son impresionantes. Los paseos se hacen sobre las veloces balsas motorizadas conocidas como airboats y siempre resultan emocionantes. Algunas de estas excursiones incluyen una visita a la planta de salsa Tabasco en Avery Island.
Gastronomía
Si bien hay una lista de al menos cinco ciudades en este país, donde se encuentran varios de los mejores restaurantes del mundo, ninguna de ellas tiene la autenticidad que privilegia a la creación culinaria de Nueva Orleans por sobre todas ellas.
Nueva Orleans tiene una historia centenaria, cuenta con orígenes bien definidos que forjaron sus cimientos pero una vez en desarrollo creó su propio estilo. Su espíritu orgulloso y único no se adapta a los estilos del resto del mundo pero es hospitalaria como ninguna. Todo esto se resume en su gastronomía criolla con influencias caribeñas, europeas y africanas, así como en los estilos cajún (de profundas raíces francesas y campiranas de Louisiana), así como en la nueva cocina de autor regional. No hay muchas formas de describir la cocina de Louisiana pero hay que saber que en las mezclas de sabores bien condimentados, con toques picantes hay técnicas francesas, con la abundancia ibérica, los perfumes africanos y la cremosidad americana, que juegan en la complejidad y ricura de un mundo mestizo. Todo combinado con la ligereza de sus bebidas, buscando atenuar el calor, al tiempo que se seduce el gusto.
A continuación una lista mínima de sugerencias para degustar l más representativo de la gastronomía de esta que ha sido elegida los dos últimos años como la capital culinaria de su país.
En Nueva Orleans los desayunos son cosa seria y no hay mejor sitio para probarlos al estilo local que en los dos grandes clásicos.
The Court of the Two Sisters- Sede indiscutible del mejor Jazz Brunch Buffet de todos los días.
courtoftwosisters.com
Brennan´s- Un restaurante de donde han emanado algunos de los platos más imaginativos de la gastronomía americana como el omelette de cangrejo, los huevos Hussard y las bananas foster. Con sopa de tortuga y ostiones benedictinos, Brennan´s ofrece uno de los más ricos y ceremoniosos desayunos de la ciudad. Brennansneworleans.com
Por las tardes sentarse a entretener el hambre en algún Oyster bar es una tradición. Comer pequeñas cantidades de gumbo (generoso potaje con carne, mariscos, arroz y verduras), jambalaya (arroz combinado) o un pequeño po´boy sándwich de mariscos, y beber una Abita (cerveza local) helada puede ser la mejor manera de prepararse para una noche larga.
Los mejores ostiones a la parrilla, horneados o al natural se pueden degustar en ACME, Felix´s, o Red Fish.
Mención aparte, merecen los restaurantes del gran cocinero local Donald Link
Herbsaint, Cochon y Cochon Butcher, especializados en sabores de la auténtica cocina rústica Cajun, con predominio de ingredientes de la mejor calidad, carnes de cerdo, mariscos del Golfo y de los humedales.
Probar las sofisticadas creaciones del maestro Link en Herbsaint, las abundantes porciones de comida estilo casera en la atmosfera informal de Cochon o deleitarse con alguna de las tortas o embutidos de Cochon Butcher, podría ser una de las mejores experiencias de cualquier viaje a Nueva Orleans.
Recuadro (con foto de salsas Tabasco y/o de la planta. Pedirle a Alejandro que pida las fotos a la gente de Tabasco):
Avery Island es el lugar de origen de la mundialmente famosa salsa picante Tabasco. La fábrica se encuentra a solo 2 1/2 horas de Nuevo Orleans y es posible hacer un recorrido guiado por todas las instalaciones, donde se produce uno de los ingredientes icónicos de la gastronomía del sur de Estados Unidos.
Decidirse por un sitio para cenar suele ser una labor difícil ante la excelente variedad sobre todo en lo que a la prestigiosa gastronomía local se refiere.
Algunas apuestas seguras:
Arnaud´s- El segundo restaurante más antiguo de Nueva Orleans es, más que una tradición, una experiencia culinaria y cultural en Louisiana.
Luke- una brasserie auténtica en el distrito comercial a pocos metros de los mejores hoteles. Alma europea en atmósfera local.
Besh Steak House- no solo ofrece excelentes cortes y especialidades regionales, se encuentra en el corazón del gran casino Harrah´s en el centro de la ciudad.
NoLa- Emeril Lagasse, el chef que ha sublimado la comida creole y cajun al plano mundial, tiene tres restaurantes en esta ciudad. NoLa , en el Barrio Francés ofrece una atmósfera internacional con lo mejor del repertorio del maestro.
El proverbio local resume lo que esta ciudad representa para sus habitantes:
“Laissez Les Bons Temps Rouler” (Deja que los buenos tiempos fluyan). A Nueva Orleans hay que viajar sin muchos planes, con la buena disposición de que el tiempo pase, dejando que la intuición sea la guía a través de sus calles y el antojo sea quien decida el o los lugares para comer y beber a lo largo del día. Esta ciudad es pequeña y no tiene grandes complicaciones por lo que resulta irresistible para visitar, al menos una vez cada dos años, o cuando la tentación de comer “como nunca” sea incontenible.
Por Adalberto Lanz.