Levantando una vivienda en dos días

16 y 17 de octubre de 2021

El 16 y 17 de octubre de 2021, fuimos varios del staff de la SMP a construir una vivienda en una comunidad en Juárez, Nuevo León. Parece sorprendente que a 20 minutos del Tec de Monterrey o a 10 minutos de la casa donde yo crecí (en Guadalupe, N. L.), se encuentre una comunidad con tantas carencias básicas y tan golpeada por la pobreza.

La invitación fue por medio de TECHO, que es una organización sin fines de lucro que nace desde 1997 en Chile. Aquí les dejo un fragmento de su página web: “Todo comenzó en Curanilahue, a casi 700 km al sur de Santiago de Chile, en el invierno de 1997. Un grupo de jóvenes universitarios, guiados por el sacerdote jesuita Felipe Berríos, empezaron a reunirse con familias de la zona que vivían en situación de extrema pobreza, conscientes de la injusta realidad en la que vivían. Durante varios años, juntos fueron concretando obras cada vez más grandes y permanentes que aportaban a la compleja situación de las familias. Así fue como, lentamente, surgió lo que hoy es TECHO.

Al reconocer esta situación de emergencia constante, el modelo se llevó a El Salvador y Perú, y fue así como la organización emprendió su expansión bajo el nombre “Un Techo para mi País” hasta convertirse en el desafío institucional que hoy, más de 20 años después, se comparte en toda América Latina www.techo.org

En la SMP hemos estado apoyando a TECHO desde 2015 y todos los años nos apoyan con voluntarios como staff para el Grill Master. He visto como se ponen la camiseta por la SMP en todo ese fin de semana, es de verdad impresionante y he de decir que el Grill Master no sería posible sin los voluntarios de TECHO. En retorno a ese apoyo, la SMP dona dinero para la construcción de viviendas con el modelo de TECHO. Pero apenas hasta el año 2021 se nos hizo ir a nosotros a construir una vivienda, y la experiencia me llegó más de lo que esperaba.

Nos quedamos de ver todos en el capítulo de Contry, Monterrey (donde están nuestras oficinas) a las 7:00 am y pasó un camión por nosotros y otras personas de TECHO. Llegamos al sitio y todo se veía normal, casas de bloques de concreto, un parque, perros, gente pasando; hasta ahí todo bien. Bajando del camión nos dicen que el lugar es “acá a la vuelta”, caminamos 30 pasos, dimos vuelta a la derecha y parecía que estabas en otro país; la calle de terracería y durante esos días había llovido, entonces estaba llena de lodo, piedras y basura por todos lados; era una calle con pendiente. Agarramos nuestras cosas y empezamos a caminar hacia abajo; llegamos casi al final de la calle y le tocamos a doña Paty, quien era la que iba a llevarnos a la casa de la señora Rosy y Tomás. Estuvimos tocando y gritando: “¡señora Rosy, señora Rosy!” y al cabo de diez minutos, salieron. En lo que ella salía, yo me fui a caminar y noté que se hace una especie de presa porque pasa un rió. Ese cuerpo de agua se hace naturalmente y hasta te puedes llegar a imaginar un paraje de película con el agua cristalina y los niños nadando, pero estaba llena de basura de la misma comunidad, es decir, que es su basurero. Rodeada de árboles, muchos pájaros, pero hasta la madre de basura. Me tocó ver a una señora sacar basura de su casa en una carretilla y depositarla a la orilla de la “presita” un par de veces.

El primer día de la construcción es el más tedioso porque hay que sacar medidas, definir donde va a ir la casa, en qué dirección, revisar si el terreno es apto, revisar las pendientes y marcar, después hacer los pozos con una pala y una barreta. En el segundo día se empieza a poner el piso, las paredes y todo va agarrando forma hasta que se pone el techo y la sensación es indescriptible. No les quiero hacer el cuento muy largo, pero en esos dos días la chinga fue preciosa, de 8:00 am a 8:00 pm sin parar, bajando material, haciendo pozos, buscando piedras, sacando tierra; en el segundo día te duelen los brazos de tanto usar el martillo. El sábado, la señora Rosy nos hizo unos chili dogs (que sabían a gloria jajajajaja) y el domingo un guiso de barbacoa con frijoles y tortillas de harina. Tomás también nos ayudó en la construcción y era una máquina para todo, Genaro es su hijo más chico, tenía 7 años y siempre estuvo pegado con nosotros y cuándo agarró el martillo, empezó a clavar mejor que cualquiera de nosotros. 

El sábado antes de poner el último pilote (que es un barrote de madera muy pesado en donde se va a asentar la casa) se hace una dinámica bien chida de aventar una piedra al pozo y decir en voz alta algún deseo para la familia. Ese momento, junto a la última dinámica cuando se terminó la casa, es de lo que más recuerdo y hace que se te olvide la chinga y te deje de doler la espalda.

Al tener ya los pilotes listos y bien nivelados, sigue armar el piso y la estructura. Aquí es donde sale la destreza para el martillo y entendí también por qué en la bolsa de herramientas venían unas rodilleras, tienes que estar empinado poniendo las tablas de madera y clavando demasiado. Empezamos Sebas y yo y para la tercera tabla, se nos había unido Cano, Orlando Saldivar y Genaro, que era una máquina con el martillo. Después fuimos armando la estructura con la guía de los más veteranos y, de un momento a otro, ya estábamos poniendo las paredes y la casa empezaba a tener forma. Las ganas te vuelven para verla terminada, es como un Red Bull. Con la ayuda de Tomás, pusimos la estructura para el techo, ya que había que trepar para poner bien los clavos.

Terminamos a las 4:30 pm y al final dijimos unas palabras dentro de la casa y la familia nos agradeció, se les veía en la cara lo contentos que estaban y Genaro bien emocionado porque iba a tener su propio cuarto y no solo eso, tendría su cuarto con piso que no es de tierra, ventanas y un techo sin fugas. Suena increíble esto que estoy a punto de decir, pero 55 millones de mexicanos viven en estas condiciones. Es decir, la mitad de las personas que viven en este país no tienen un piso de material, no tienen drenaje, arman sus casas con láminas, tarimas, lonas de las campañas políticas, pasando fríos, con goteras, entre basura. Y aun así se les ve optimistas y felices. 

Cuando estuve ahí, se me vinieron a la mente varias frases o afirmaciones que durante mucho tiempo hemos tenido, como la de “el pobre es pobre porque quiere”; te digo algo mi estimado parrillero y parrillera, en esas condiciones no, nada más no. 

La gente llega a vivir entre basura porque tiene que dedicarle casi 1 hora de su día a llevar la basura al lugar más cercano y con esa hora que no trabajaron, ya fueron algunos pesos menos para poder comprar la comida de esa tarde para su familia. ¿Entonces qué haces? O vives entre la basura o la sacas allí afuera por donde pasa el río, o al terreno de a un lado. O le dedicas a chingar para poder comprar lo que va a comer tu familia ese día o te pones a hervir agua para poder tomar, ya que casi nunca hay acceso al agua potable.

También pensaba en lo que yo digo siempre y también escucho mucho: “todo empieza por la educación”, y sigo estando de acuerdo, pero para la mitad de la población eso no está en la mente porque primero tienen que sobrevivir. ¿Qué chingados voy a estar pensando en la escuela, que aparte está toda culera, cuando no tengo que comer? Cuando tengo frío, cuando estoy enfermo (un piso de tierra transmite más enfermedades que uno de material). Entonces sigo estando de acuerdo con esa afirmación, pero esa educación que se dice que no tienen esas 55 millones de personas es la que más nos hace falta al otro 50% de la población. También hacía la comparación con la frase “el pobre es pobre por que quiere” con lo siguiente: entre los pobres y los ricos hay borrachos y hay huevones, ¿no? Me acuerdo cuando estábamos bajando las cosas muy temprano en la mañana, que llegó un borracho de ahí mismo de la comunidad y quería que le hiciéramos su casa y decía puras incoherencias y así nos hemos topado con muchos. ¿Y a poco en los ricos no? ¿A poco en las familias adineradas no hay malcriados, huevonsotes, drogadictos y buenos para nada? A esos mismos vatos ricos pero flojos ponlos en esas condiciones de pobreza y no sobreviven ni un día.

Si tenemos acceso a la educación, estudiemos; si tenemos acceso a los libros, leamos; si tenemos la oportunidad de donar algo de dinero para una causa como al de TECHO, donemos; si tenemos el tiempo para ir a construir una vivienda para los que viven en peores condiciones que nosotros, construyamos; si podemos rescatar a un perro de la calle para poder encontrarle una familia quien lo adopte, rescatemos; si podemos no tirar basura en la calle, no tiremos; si podemos separar y reciclar nuestra basura, hagámoslo; si podemos cocinar para que alguien tenga una comida caliente y rica, cocinemos; si tenemos la oportunidad de enseñarle a alguien algo como un oficio, enseñemos. Si tenemos la oportunidad de dar trabajo a una persona que no lo puede conseguir tan fácilmente como otras, pero que tiene toda la actitud de aprender y de echarle ganas y nos va a tomar más tiempo a nosotros porque le tenemos que dedicar tiempo en guiarlo, hagámoslo. Hagamos todo esto porque si no, nadie lo hará. Si nosotros estamos levantando al perrito de la calle y llevándolo al veterinario es porque nadie más lo está haciendo, si nosotros estamos becando a un niño que quiere estudiar es porque nadie más lo está haciendo, nos corresponde a todos, te corresponde a ti, te guste o no.

Alejandro Gutiérrez
Presidente Sociedad Mexicana de Parrilleros

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1 comentario

Es increíble la gran necesidad de conciencia por parte de la sociedad…
No puedes creer que en pleno siglo aún se viva en esas condiciones precarias…
Educarlos… escuelas técnicas!!! URGEN!!!
Enseñarles un oficio…
Cuantas personas critican las casas de interés social… pero como bien mencionas…
Cada quien en su nivel socioeconómico , somos privilegiados… Bendito Dios no nos falta nada…
Pensemos… esa casa será su palacio???
Claro que si!!!
Enhorabuena!!!
Felicidades por crear conciencia!!!

YVONNE 30 marzo, 2022

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